Ángel y Diablo. Ternura y rabia. Luz y oscuridad. Sol y luna.
Estamos hechos de contrastes, de puntos intermedios, de matices entre el negro y el blanco. Pero imagino que a veces nos vamos demasiado a un extremo, perdiéndonos en el camino. Y todo se vuelve opuestos y los matices se nos escapan de las manos, y somos perfectos o desastrosos, y volamos como gaviotas o nos arrastramos moribundos por el fango, y hay cascadas de risas o inundaciones de lágrimas.
Y nos sentimos divididos, a un lado el ángel a otro el demonio, la dulzura y el monstruo, la paz y la Bestia. Incomprensiblemente, todo dentro de un sólo ser. Todo en nosotros.
Y quizá en medio, seguro entre los opuestos si no en el centro... nosotros, flores olvidadas, flores marchitas. Naturalezas muertas.
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