Resulta que, en este gran país nuestro, hay farmacéuticos que se niegan a vender la píldora poscoital. Dicen que ellos objetan, y que esa píldora demoníaca en su farmacia no entra. Dicen que es por Dios.
Dudo seriamente que Dios exista. No puedo garantizarlo, obviamente, pero lo dudo. De lo que estoy completamente seguro es de que un chorrillo de semen en la vagina de una muchacha no es un ser vivo. Yo lo he visto, y os juro que no parece vivo. Parece más bien un escupitajo.
No creo en Dios, pero, ¿sabéis qué?, ojalá me equivoque. Ojalá Dios exista y tenga un sentido del humor infinito. Ojalá Dios sea un cínico hijo de puta de vuelta de todo. No sería de extrañar, teniendo en cuenta que su obra más perfecta eres tú.
Ojalá Dios sea un cabrón con un divino sentido de la ironía para que, cuando todos esos farmacéuticos con problemas morales la diñen y llamen a las puertas del cielo, su creador les mande de una patada en su purísimo culo al círculo infernal de los mojigatos. Y ojalá esté un círculo por encima del de los blasfemos, para que pueda verles las bragas.
Ojalá se pudiera objetar de la estupidez dogmática. Lamentablemente, eso no es voluntario. Pero, estoy seguro, Dios se vengará por nosotros. Tengamos fe.
q texto maas cojonudo!!..feoooo
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