14 de octubre de 2010

Ta lugo

Nunca me han gustado las despedidas. No te dejan hablar ni pensar. Además, dejan un sabor amargo en la boca, un nudo en la garganta y, lo que es peor, un enorme vacío en el corazón.

Nunca digo adiós, ni tampoco me gusta que me lo digan. Siempre resulta mejor un "Hasta pronto" , "Hasta luego", "Nos vemos"... pero nunca adiós.

Adiós sabe como a portazo en la cara.

Es como un punto y final, una forma de cambiar de párrafo. Demasiado frio. Siempre me han gustado más los puntos y seguido, al menos dan la posibilidad de ilusionarse.

Prefiero saber que nos volveremos a ver, que iré, que volverás, que hablaremos, que reiremos, que compartiremos...

Me gusta no saber cuando, pero tener la certeza de que las ausencias no durarán demasiado tiempo.

Lo que más me gusta es saber que las despedidas no son para siempre y que el vacío que dejan volverá a llenarse en el reencuentro...


Un abrazo, un beso y un... hasta luego.



Cursi, lo sé, pero me da igual! ¬¬

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