20 de noviembre de 2009

Personas

Por mucho que nos pese, jamás de los jamases vamos a caer bien a todo el mundo. Es ley de vida. A lo largo del camino que recorremos encontramos a personas de muy diversa índole. Con unas vamos a congeniar hasta el punto de ser capaces de leer su pensamiento con solo una mirada. Sus risas nos contagiaran y sus penas nos pesarán. Pero, desgraciadamente, vamos a toparnos con otras personas con las que va a ser díficil la mera convivencia. El secreto está en encontrar nuestro propio equilibrio, ese que nos hace sentir bien con nosotros mismos. Y es entonces cuando hay que saber crear una barrera con ese otro tipo de personas a las que cuanto más lejos mejor, porque contaminan nuestro camino, nos desvían de nuestro equilibrio. Es importante estar rodeada de muchas de las personas del primer tipo, porque son las que nos van a apoyar y nos van a ayudar a levantarnos cuando estemos a punto de caer y a las que nosotros devolveremos el favor y haremos lo mismo con ellas, en eso consiste el juego, porque es muy díficil andar solo en el camino. Si la compañía es grata, el camino se hace más fácil. Hay que decir que abundan más las personas del primer tipo, sólo hay que saber llegar al corazón de ellas y ellas al nuestro. Qué fácil parece, y qué complicado lo hacen algunos, y qué poquitos lo entienden.

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