28 de septiembre de 2009

Picole cose!

Te levantas un domingo bien temprano, cuando toda la casa aun duerme. Esa sensacion te encanta. El silencio al despertar, la cocina, el baño y el pasillo enteros para ti, inundar la casa con el olor de tu cafe y desayunar en la inmensidad de la nada.
Emprendes el viaje hacia lo desconocido, dos horas te esperan de andanza autobusera y peatonal a lo largo de calles que jamas viste.
La llegada al lugar, por fin, tras un casino della morte para descubrir que otra vez gano la mala suerte. Incluso el sol ansiado se ha ido dejandote sola, de nuevo, bajo la lluvia como ultimamente.
Menos mal que estan los amigos, que se acuerdan de ti y te llaman. Y hacen olvidar porque estabas tan dolida segundos atras.
Decides aprovechar el viaje y visitas algo que te abruma. ¿Algo construido para el 20 aniversario del fascismo puede ser bonito? Te la juegas y vas. Lo peor de todo es que es precioso y encima pillas el mercado que solo se realiza el 3er domingo de cada mes.
Pero la lluvia sigue sobre tu cabeza y decides volver a casa, como ultimamente, de nuevo, con las manos vacias.
En la parada del autobus alguien decide recordarte que la vida es destino y que los sueños o se persiguen o se escapan. ¡Que sabia es la gente mayor que ha ido hasta el mercado a por su vino de Cerdeña favorito!
Finalmente llegas a casa con un sentimiento de amor odio por ese destino y por esos sueños. No sabes a que se debe tu mala suerte pero sabes que eres, en parte, muy afortunada.
No todo el mundo se fija, como tu, en las pequeñas cosas...








Te lo cogi prestado!
Graxies!

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