18 de febrero de 2010

Gente

Hay gente a la que le encanta hablar. Escucha lo justo para poder procesar los argumentos que le convencen, reformularlos y hacerlos suyos para, de ese modo, seguir teniendo razón. Normalmente, al cabo de un rato, queremos que esa gente se calle. Ya vale de repetir.
Hay gente que no dice nada, porque no quiere, no sabe, no se plantea, prefiere no pensar. Y entonces nos esforzamos por pincharles la burbuja, extraerles razonamientos y excusas, con lo que acabamos poniendo nuestras conclusiones en su boca para hacernos sentir bien, o mal, según el momento.

Porque no hay nada peor que la nada, el silencio, la mirada vacía, los puntos finales. Ojalá pudiera tener tu conciencia y tu estómago.

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