Tengo todavía el buen juicio de saber que tarde o temprano todo mástil se tambalea en su propia base y que no hay tela que resista mucho tiempo al viento. Tengo la teoría en mi mente como tantas teorías que están ahí porque ahí las puso la vida pero hoy entiendo que es momento de aplicarlas, de poner en práctica la teoría de que nada es permanente, de que lo que tenemos en un instante puede desvanecerse entre el viento y las buenas intenciones.
Hoy mi mundo entero se sostiene sobre la nada, siento como tiembla mi estructura entera y ya puedo escuchar el estruendo de esta siguiente e inevitable caída, el olor de la tierra húmeda empieza a interrumpir el paso del aire sin que yo haya empezado todavía a caer. Las turbulencias esperan en fila para vaciar de golpe todas mis certezas, azotarlas contra el suelo y hacerlas desaparecer y dejarme como siempre en este mundo gris donde encajo perfecto.
aiss!!! me acabas de agobiar con tu último párrafo!! :S tranquilo que no hay mal que cien aós dure!! ;)
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