21 de junio de 2010

Cicatrices

Fueron mil kilómetros, de fango y lluvia. Fueron mil kilómetros de piedras y montañas. Estas eran las verdaderas cicatrices de un hombre que lo fue todo. Fue padre y fue guía. Con el peso del hambre y la losa del frío, arrastró a su pueblo derrotado por la guerra y por el cansancio. Como único alimento tuvo la esperanza y como único abrigo la ilusión por empezar de nuevo. Fue perseverancia y valentía. Fue valor y coraje. Aquellos cuarteados pies de señales y huellas de pasión nunca retocediron un sólo paso hasta el final de sus días.







Estas fueron las verdaderas cicatrices de un hombre que lo fue todo. Porque la soledad de un pastor, nunca es conocida por sus ovejas.

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