"La Cenicienta tenía tantas, tantas ganas de ir a la fiesta que al final lo consiguió. Pero se puso tan ansiosa que a la mañana siguiente no se acordaba de nada (llegó a las 12, pero a las 12 de la mañana).
Pero ahí estaban esos dos señores, con el zapato de cristal de tacón de palmo y de punta esperando a que se lo probara. Al principio no le cabía el pie, pero apretó y apretó hasta que consiguió meter la pata. ¡Porque se tuvo que casar con el príncipe!Al príncipe le encantaban las perdices, pero la cenicienta es vegetariana, no come ni carne, ni pescado, ni lleva chupa de cuero, aún así tenía que cocinar las perdices porque era la comida preferida del príncipe. Se las cocinaba a la plancha, al horno, rellenas, fritas.- ¡Éstas están saladas! ¡Éstas están crudas! ¡Éstas están quemadas! - gritaba el príncipe malhumorado, porque nunca cocinaba las perdices a su gusto, ¡qué disgusto!Y lo peor, tenía que ir subida en los zapatos de tacón de palmo y de punta. Al principio intentó poner la espalda recta, pero se caía hacia atrás, así que se fue inclinando y por su espalda se fueron deslizando todas sus ideas e ilusiones. Y la planta del pie chafada completamente. ¡Eso es horrible! En la planta del pie están reflejados todos nuestros órganos. ¿Qué hacemos en Occidente con todos los órganos chafados?La Cenicienta cada vez se encontraba peor: enferma, deprimida, perdida... Y un día decidió contarlo"No te quejes de los zapatos, mi príncipe es moderno y yo voy subida en unas plataformas de medio metro”, le decía su amiga, la princesa moderna. "No te quejes, ¿dónde vas a estar mejor que con un príncipe?" le regañaba la reina madre. "¿Pero tú no eras vegetariana y te gustaba andar descalza?" - preguntaba su amigo hippie.
Así que la Cenicienta se confundía más con los comentarios de la gente, dejó de contarla y se quedó sola. Sólo tenía a su príncipe "amado", la espalda torcida, los pies chafados y el corazón destrozado. Y un día tuvo la suerte de verse a sí misma.Y le dio por reírse, de lo inocente que había sido pensando que un príncipe la salvaría. Después de años viviendo con uno, se dio cuenta de que los príncipes no te salvan... Tampoco los camioneros, ni los discjokeys, ni los pasteleros... Dejó de sentirse culpable, se perdonó y se dio cuenta que la única capaz de salvarte eres TÚ MISMAAsí que la Cenicienta dijo BASTA y apareció el hada, que era una basta (he de contaros que las hadas son gorditas, peludas y morenas, que están dentro de nosotras y sólo salen cuando dices basta) En cuanto el hada vio a Cenicienta la abrazó y la estrujó y la Cenicienta en el momento que se sintió recogida se puso a llorar ¡Hacía tanto, tanto que no lloraba!Primero empezó llorando por el príncipe, por tantas perdices muertas y por los zapatos. Luego siguió llorando al recordar que su madrastra le maltrataba, que su padre le trataba peor y que sus hermanas casi se mueren por querer usar una 38 de ZaraLo lloró todo, todo... lloró también dos vidas anteriores y por si acaso, para no repetir karma. Y se sintió mejor que nunca: ¡Vacía! Con el miedo que le daba a ella quedarse vacía. Ahora sólo tenía que llenarse de cosas buenas: en primer lugar dejó al príncipe, a pesar de que cuesta mucho dejarlos, es tan difícil que a veces repites dos o tres príncipes más) y una vez sola descubrió que quería disfrutar de su cuerpo, que tan castigado había estado.
Descubrió la danza libre, que no es tan libre pero que te hace sentir libre. En esta danza da igual que calces un 42, que peses 90 kilos, que midas 1'92 o que tengas 80 años.Y así fue como encontró en el camino de la transformación a otros seres, como a la Ratita Presumida, que ha empezado a engordar y ahora liga más... La Bella Durmiente y la Blancanieves que se están despertando, desintoxicándose del Prozac. La Caperucita Roja que le había salido violento el cazador, debido a sus dioptrías emocionales, no le vio la escopeta. Pinocho que está harto de sus mentiras y sabe que necesita la verdad, y el Hombre de Hojalata, que llorando, llorando, encontró su corazón.Una vez libres, pudieron realizar sus sueños, ayudándose entre sí. La Cenicienta montó un restaurante cabaret vegetariano, donde además de comer no paraban de bailar. A Cenicienta le va muy bien en el restaurante y ha contratado a un montón de colegas. La Ratita presumida ha conseguido llegar a una talla 42 y vive sola y feliz. La Bella Durmiente y Blancanieves se han hecho muy, muy amigas. Caperucita da talleres a mujeres maltratadas. El hombre de hojalata está enseñando a llorar a hombres, Pinocho sigue buscando la verdad. La reina madre ha abdicado y se ha ido de cocinera al restaurante. Y el amigo hippie desde que ha salido en este cuento no para de ligar.Mientras, el hada basta sigue apareciéndose cada vez que alguien dice BASTAEstán encantadas de haberse conocido, pero también muy enfadadas por el papel que han tenido que representar en los cuentos durante siglos: "niñas pasivas esperando que les pidan la mano y les quiten la vida" SE ACABÓ, han empezado un cuento nuevo: ÉRASE UNAS MUJERES QUE NO ESTABAN SOLAS Y UNAS PERDICES QUE VOLABAN FELICESY bueno, fin, fin... ya sabemos que los finales no existen, todo continúa...
Me gusta mucho más esta versión que la que siempre nos han contado!!! ;)
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