El otro día en la charla de Humor en Podcast con http://www.comandoaltsuprimir.com/, salió el tema de qué pasaría si de pronto, así como por casualidad, sufriéramos un ataque zombie: un virus letal, un experimento (algo salió mal chan chan!) o un nuevo disco de Tamara la mala. Imaginadlo por un momento, seres sin vida caminando entre nosotros. ¿Ahora qué?
La conclusión estaba clara. Habría dos tipos de reacciones: los que lo verían como una molestia y los que ven sus sueños hechos realidad. Habría lágrimas en los dos bandos, en el primero de miedo y en el segundo porque por fin van a poder usar ese bate de beisbol con un clavo en la punta que les regaló su abuelita años atrás. Acto seguido, se le desencajarían los ojos y saldrían a reventar cabezas mientras los primeros, aplicados, leerían diligentemente la guía de supervivencia contra un ataque zombie. Como la vida misma.
¿Pero por qué tanto odio? Hay sitio para todos. Beneficios para nosotros: están muertos, menos gente a la que pagarle el paro y la jubilación. Para ellos: que el presidente más poderoso de la tierra sea un zombie y encima que se abra un twitter. Eso sí, aquí todo Dios con su acreditación. Que luego empezamos a decir que si fue la muerta la que me violó, y te podemos asegurar de que no cuela. Si yo te contara…
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