Te extraño más que a los fideos con tuco, que a los pies descalzos en la arena, que el girasol en la noche al sol, que a Benedetti en un mensaje, que a la ausencia por silencios inexplicables o palabras sobrantes.
Extraño el sarcasmo, la sonrisa, las piñas, los broches, halagos infundados, creencias, pudores, miedos, entregas incompletas, purezas y perezas.
Te extraño como mis juanetes al aire, como la cama a las promesas, como el cajero, taxi reconocido múltiples veces -parecía que el destino lo había contratado para nosotros -, aviones sexuales, canillas impúdicas, colectivos.
Te extraño más te quiero, aunque odio potenciado porque aún te pienso odiándote pero extrañando el sentimiento del te quiero más inofensivo.
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