Cuando tenía 9 años tuve mi primer ordenador, un Amiga 500. Fue el mejor equipo jamás construido, con excelentes gráficos, sonido increíble y siete veces más rápido que el Commodore 64. Uno de mis amigos me dijo que el Amiga era inútil ya que era necesario para arrancar el uso de un disquete. En el C64 se podía programar sin ni siquiera un cassette.
Por supuesto, el C64 murió, mientras que el Amiga floreció. El Amiga murió más tarde, cuando la tecnología mejoró. Todos sabemos cómo funciona la evolución… a excepción de una industria que se resiste a evolucionar: la industria del entretenimiento.
En lugar de ver la evolución como algo inevitable, la industria ha hecho de su negocio el rechazo al cambio, bajo cualquier medio necesario.
En el caso de The Pirate Bay ha sido particularmente evidente. Mis compañeros co-fundadores — Fredrik Neij y Gottfrid Svartholm — y yo fuimos declarados culpables en 2009 de violación del copyright. La semana pasada la Corte Suprema de Justicia de Suecia se negó a escuchar nuestra defensa. Cada uno de nosotros se enfrenta a entre cuatro meses y un año de prisión. Mi condena fue de ocho meses.
Por supuesto que hubiera preferido ganar en la Corte Suprema como una reivindicación personal y para tirar por tierra mi sentencia. Pero más allá de eso, la Corte ha desperdiciado una oportunidad de oro para definir la forma de interpretar las directivas de la Unión Europea en el futuro sobre la información digital. Esa decisión, de no decidir, ha llevado a muchos expertos legales en Suecia a cuestionar los motivos de la denegación de la apelación. Sin embargo, las decisiones cuestionables comenzaron mucho antes.
El fiscal sueco envió un memorando en el año 2006 diciendo que TPB no era culpable de “crímenes” principales (también mencionó que las personas que dirigen TPB eran muy inteligentes). Pero Hollywood no estaba contento con esto y obligó al ministro de Justicia de Suecia a visitar la Casa Blanca y hablar sobre ello. Los Estados Unidos le dijeron a Suecia que si no se quitaban de en medio el sitio, no se les permitiría comerciar con los Estados Unidos.
El ministro (ilegalmente), dijo al fiscal lo que había sucedido, lo que le obligó investigar a TPB sólo unas pocas semanas después de enviar esa nota donde confirmaba que TPB era legal.
Evidentemente, Warner Brothers consideró que la investigación estaba tomando demasiado tiempo. El estudio estableció contacto con el agente de policía a cargo de la investigación y antes de que incluso hubiéramos sido interrogados por él, fue entrevistado para un trabajo con Warner Brothers.
Cuando nos enteramos de que había sido contratado (llegó a cambiar su status profesional de “policía” a “para Warner Bros” en Facebook) supimos que se trataba de una prueba de que ni la policía sueca podía con las grandes empresas de Estados Unidos… que los contratan.
Me ascendieron de “testigo” a “sospechoso” una semana después.
Durante el juicio, resultó que el juez era el presidente de la Agencia Sueca en favor de los derechos de autor, otro de los jueces tenía una compañía de discos, y otro, antes era el presidente de la organización del lobby de los compositores… Y podría seguir.
El problema aquí es que estamos permitiendo que esta industria moribunda dicte los términos de nuestra democracia. Nosotros permitimos que dicten nuevas leyes (ACTA, SOPA, PIPA, IPRED, IPRED2, TPP, TRIPS… por nombrar unas pocas de las más recientes, que olvidan completamente la evolución…
Hoy, invito a todos a que se aseguren que la industria del entretenimiento ya no genere ganancias a través de ustedes. Deja de ver sus películas. Deja de escuchar su música. Asegúrate de encontrar alternativas para la cultura. Remixea, reusa, usa, abusa. Asegúrate que naaadie controle tu mente. Crea nuevos sistemas y tecnologías para darle la vuelta a la corrupción. Empieza una nueva religión. Inicia tu propia nación, o compra una. Compra un autobús. Hazlo pedazos.
Peter Sunde, fundador de The Pirate Bay,
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