7 de diciembre de 2011

Acho

Pocas voces de esa variante oral (para algunos malsonante) del castellano que se habla en Murcia llaman más la atención a los foráneos que acho. Cuatro letras, tres sonidos, dos sílabas, un universo de significados. Los eruditos explican su origen en la aféresis de “chacho”, aféresis a su vez de “muchacho”, pero nótese que jamás se usará como sustituto cuando muchacho actúe de sustantivo en un sintagma.

En este caso se utilizará siempre “zagal”, o su diminutivo “zagalico”. La versión femenina, “acha”, si bien también se emplea, suele ser considerada chabacana y malsonante, normalmente sólo utilizada por personas de baja estofa cultural.
Debe, pues, evitarse. En la mayoría de los casos, el uso de “acho” masculino para interlocutor femenino está perfectamente admitido.

Entre muchos otros usos que probablemente se quedarán aquí en el tintero, y que, por supuesto, cambian según la zona, encontramos:


  • Con tono neutro, al principio de la frase, es simplemente un vocativo, utilizado para llamar la atención sobre el interlocutor o introducir un cambio de tema.


Acho, ¿te has enterao de que …? 


  • Repetido, con un tono más elevado y agresivo, indica verdadera voluntad de llamar la atención del otro hablante tras el fracaso del primer intento. 


Acho, pues yo creo que… ¿me escuchas? ¡Acho! 


  • En medio de una frase, sin sentido aparente y sin que deba transcribirse si se pone por escrito la conversación, es simplemente una muletilla, un elemento de continuidad en el discurso sobre el que apoyarse. Suele intercalarse con tío, ya ves, y tal, etc. 


Pues estaba ahí, acho, y llega el tío este y tal y… 


  • Incluyendo una pequeña pausa tras la a, marcando la ch, y estirando la o, denota sorpresa decepcionante, facepalm, y súbito descubrimiento de que algo que no debería ocurrir ha ocurrido. 

-¿Te has mirado el tema 7?
-Pero si entraba hasta el 5, ¿no?
-No, era hasta el 7…
-A’choooo… pues ya la hemos jodío… 


  • Dicho con rapidez, y normalmente arqueando las cejas, indica sorpresa, pero sin matiz agradable ni desagradable, simplemente sorpresa. Similar al “ach so” utilizado en alemán (demasiado similar, diría yo… los murcianos que se fueron a Alemania en los 60 dejaron sin duda su huella). En ocasiones se vuelca el acento sobre la o final, si se quiere acentuar la sorpresa. 


-¿Has llamado al Puche?
-No, si este finde está en Madrid.
-¡Acho! ¿Y eso? 


  • Repetido varias veces en volumen ascendente y tono cada vez más ofuscado, indica el enfado ante la impotencia de poder intervenir en un suceso en pleno acontecer, normalmente de consecuencias negativas. 


-Mira cómo va ese bajando la cuesta con la bici
-Verás tú cuando llegue al bache del final si no se…acho acho ACHO ACHOOO!!! ¿Estás bien?” 


  • Acompañado normalmente de gestos como un alzamiento de brazos, palmada en la espalda y dicho con tono conciliador, indica una voluntad de mejora y transmisión de alegría al interlocutor, de olvídalo, da un paso adelante, la vida sigue. 


-Acho la Fuen me ha dejao…
-¡Achoo! Venga, si total, tampoco era pa tanto…” 


  • En general, se utiliza cuando la turbación o la sorpresa te impide decir otra cosa. 


-Pf… mi abuela se murió anoche, tío…
-……Achoo… qué dices… acho, y ¿cómo estás? -
Acho… ¿pos tú qué crees? 


  • Pero también, con tono de alegría y alargando exageradamente la O final, expresa una súbita sorpresa agradable, normalmente el reencuentro con alguien al que hace tiempo que no se ve. 


-El tío ese que viene por ahí me suena de algo.
-¡Pero si es el Paco! ¡Achoooooooooo… cuánto tiempo! 

En expresiones compuestas:
~ pijo, también ~ pijo huevos: expresión máxima de murcianía, utilizado normalmente con propósito paródico.
·¿~ qué diceh?: Incredulidad, sorpresa absoluta. Se debe pronunciar como una sola palabra, con acento en DI.
·Vale ya, ~: Manera de despachar un asunto y pasar a otro menos incómodo.
·¡~, YA!: Voluntad tajante de despachar un asunto. Suele enunciarse a continuación de la anterior.

Como queda palpablemente demostrado, pocas palabras habrá en ningún idioma con las sutilezas y los matices del acho murciano

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